1. IDENTIFICA qué emoción está presente.
Recuerda los tips del anterior post:
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ESCUCHA a tu corazón y date permiso para sentir.
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REGÁLATE espacio y tiempo para observar qué está sucediendo en este preciso momento.
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PONLE NOMBRE a la emoción que estás sintiendo ahora.
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UBICA-LA en una parte de tu cuerpo.
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NO JUZGUES ninguna emoción.
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2. ELIGE de forma consciente y sincera QUÉ QUIERES HACER con ella:
Es increíblemente gratificante poder tomar una decisión plenamente consciente y plena y en esta ocasión te pido que de forma sincera digas qué quieres hacer con ella y te propongo tres opciones:
NO HACER NADA: A veces no queremos hacer nada con la emoción que hemos identificado. Si esta decisión es tu pregúntate que te lo está está impidiendo e indaga qué hay allí.
GESTIONARLA LA MÁS TARDE: Date permiso para gestionar más tarde. No se trata de esconder la cabeza en el ala sino de permitirnos gestionar esta emoción en otro momento. Después de un momento de pausa las emociones vuelven con menos intensidad.
MIRA-LA OJOS y mantiene una conversación profunda con ella. Pregúntale: "¿qué quieres por mí?"
3. ESCRIBE, DIBUJA O PINTA un DIARIO de se tus emociones.
Crear un diario de emociones te ayudará a seguir observándolas y entenderlas con más claridad. Busca un momento del día que estés tranquila durante unos minutos para dedicarte a ti misma. Te aconsejo que lo pruebes en diferentes momentos del día: por la mañana sólo levantarte o de practicar tu práctica deportiva habitual, la noche antes de ir a dormir. Del mismo modo será interesante que pruebes qué técnica es la que más se ajusta a ti, si la escritura, el dibujo o la pintura.
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4. mírate al espejo.
Cuando estés conectada con la emoción mírate al espejo de forma sincera y sin prejuicios y observa, desde esta nueva perspectiva, cómo impacta en ti esta emoción que ahora está presente. Regálate estos momentos.
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5. PREGÚNTATE qué estás dispuesto/a soltar de esta emoción y TOMA EL COMPROMISO de hacerlo.
Es importante ir a la acción y por lo tanto será imprescindible que te preguntes qué harías si no tuvieras esta emoción. Por ejemplo, si la emoción que estoy intentando gestionar es el miedo a ser visible y me preguntara que haría si no tuviera ese miedo una posible respuesta sería escribir un blog y por lo tanto podría comprometerme a escribir un blog.
Atención cuando tomamos un compromiso debe ser real, factible y que podamos llevar a cabo en un espacio de tiempo acotado, de esta manera nos aseguramos que cumpliremos.
Gracias por llegar hasta aquí. Deseo de todo corazón que te sea útil. No te lo pienses y comienza a poner en práctica hoy mismo.
Cuídate y sigue conectado/a con tus emociones.
Ariadna.